martes, noviembre 05, 2013

El verdadero precio de las políticas sociales de Rafael Correa, por ALDEAH

http://www.aldeah.org/es/el-verdadero-precio-de-las-politicas-sociales-de-rafael-correa


Blocs pétroliers en Amazonie équatorienne

...la iniciativa Yasuní-ITT fue un acto anómalo en la política extractivista de Correa. La determinación del Presidente de transformar al Ecuador en un país minero tiene de que hacer rabiar de celos a Arnaud Montebourg [6]. Los permisos de exploración de minerales completan los “vacíos” (y a veces se superponen) que los bloques petroleros dejan sobre el mapa de la Amazonia. Los proyectos más avanzados de explotación industrial de cobre y de oro (en primer lugar aquellos de ECSA, propiedad de las compañías Chinas Tongling y China Railways, y de la compañía canadiense Kinross) son declaradas prioritarios desde el año 2010 por la Secretaria Nacional de Planificación. Recientemente (en marzo del 2012), la empresa ECSA (Ecuacorriente) recibió la autorización formal de explotar. Sin embargo, desde el año 2006, las campañas de prospección en la Cordillera del Cóndor son objeto de violentas protestas por parte de las poblaciones indígenas (principalmente los Shuars) y no indígenas (colonos, mestizos).

El caso del valle de Intag, región de la cordillera occidental cubierta por bosques nublados de singular riqueza biológica, es otro ejemplo patente de autoritarismo. Sus habitantes (mestizos, descendientes de africanos e indígenas) resisten a proyectos de explotación de cobre a cielo abierto desde el año 1994. A costa de una lucha encarnizada, lograron el retiro de dos empresas mineras (la japonesa Bishimetals en los años 90 y la canadiense Copper Mesa al final del año 2008). Para hacer frente a la amenaza del proyecto minero y a los discursos de legitimación de éstos, la población también desarrolló varias actividades alternativas (cultivo de café orgánico, agroforestería, producción artesanal de leche, de jabones y cremas, eco-turismo, proyectos de micro-represas hidroeléctricas, prensa y educación), haciendo de su región una real fuente de inspiración para lo que podría ser concretamente el “Buen Vivir”. Pero ahora, con el apoyo de la gigante minera chilena CODELCO, el gobierno intenta imponerles una vez más la explotación minera a gran escala, lo cual ha resultado en: restricciones al derecho de asociación, criminalización de la protesta, difamación a los dirigentes de la oposición, campañas propagandistas hacia los jóvenes. La fuerza pública es igualmente puesta a disposición: recientemente, cuando las comunidades rechazaron a la empresa titular de un permiso (ENAMI EP) el acceso a la zona, ésta fue militarizada.

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...el argumento de Correa es irrevocable: “todo el mundo está en contra de la destrucción de la naturaleza, pero si de eso depende nuestro desarrollo…se explotará”[8]. Es del “desarrollo” nacional, bajo la forma más tradicional y productivista de lo que Correa habla. Numerosos ejemplos demuestran que en las zonas de sacrificio, forzadas a asumir los costos del dicho desarrollo, lo que se desarrolla a largo plazo es sobre todo la contaminación, la corrupción, la violencia y la miseria. A causa de la multiplicación de las explotaciones y de su talla gitanesca, la reducción continua de los espacios de vida, el desastre -no solamente ecológico pero también, y en primer lugar, social- se transforma en una realidad sistemática. En nombre del “desarrollo”, los modelos alternativos de vida -aquellos de los Sarayakus, de Intag y de varias otras comunidades campesinas, indígenas y urbanas – son sistemáticamente burlados y con ellas los avances más innovadores de la Constitución del 2008: el derecho al Bien Vivir, a la cultura de paz, los derechos a la naturaleza. En nombre de ese mismo “desarrollo”, que pasa por la violación a los derechos elementales y al debilitamiento de los valores democráticos, aquellos que se niegan a volverse “hombres basura”, son estigmatizados, criminalizados y reprimidos.

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Hay que saber llamar a las cosas por su nombre. La modernización del Ecuador es capitalista. “Estamos haciendo mejor  las cosas con el mismo modelo de acumulación, antes que cambiarlo, porque no es nuestro deseo perjudicar a los ricos, pero sí es nuestra intención tener una sociedad más justa y equitativa” [10] , declara el Presidente. El socialismo del siglo XXI no será una “moralización del capitalismo”? De cualquier modo, de una forma probablemente más obligada que voluntaria, este “socialismo” parece aceptar la orden del mercado como una predestinación. 



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