martes, abril 29, 2008

Public Sentiment Against GM Crops

CARMELO RUIZ

(Taken from 'Biotech Bets on Agrofuels http://americas.irc-online.org/am/5179)

GM organisms contain genetic codes (genomes) that have been altered by genetic engineering-an unprecedented procedure that creates genetic combinations not possible in nature. The main GM products in the U.S. market are corn and soy, which have been genetically modified for resistance to herbicides (usually Monsanto's Roundup) or to pests (known as Bt crops). These crops are used mostly to feed farm animals and to make additives (such as sweeteners and starch) present in most processed foods.

In spite of the upbeat propaganda of the biotechnology companies, broad sectors of society reject GM products, claiming they are neither safe nor necessary. Thousands of protesters from all over the world swamped three United Nations events that took place in southern Brazil almost simultaneously in March 2006: the biennial conferences of the Biodiversity Convention and the Biosafety Protocol, and the World Conference on Agrarian Reform and Local Development. Prominent among their demands was a ban on GM crops.

As the meetings and protests took place, activists of the MST, Brazil's landless people's movement, seized a farm in the state of Parana where the Syngenta biotechnology corporation had illegally planted GM corn and soy in the buffer zone of the Iguaçu National Park. On Oct. 21, 2007 armed gunmen violently evicted them, wounding many and murdering 34 year-old Valmir "Keno" Mota de Oliveira, father of three. The MST, Vía Campesina, and countless civil society organizations in Brazil have condemned these acts. They demand that Syngenta take responsibility for the killing, that it be held accountable for its environmental violations, close down its experimental plot, and leave the country.

In February 2007, farmers and animal herders, representatives of civil society groups, social movements, and environmentalists from 17 countries in Africa, Asia, Latin America, and Europe met in Mali to discuss food and farming issues. Together they issued the Bamako Declaration, which, among other things, categorically says NO to genetically modified organisms.

The Bamako Declaration was part of the preparatory process for the World Forum for Food Sovereignty, which took place that same week in Mali. Over 500 men and women from more than 80 countries, and representing organizations of peasants/family farmers, fisherfolk, indigenous peoples, landless peoples, rural workers, migrants, pastoralists, forest communities, women, youth, consumers, and environmental and urban movements, drafted the Nyeleni Declaration.

The declaration rejects GM foods: (We fight against) "technologies and practices that undercut our future food-producing capacities, damage the environment, and put our health at risk. These include transgenic crops and animals, terminator technology, industrial aquaculture and destructive fishing practices, the so-called White Revolution of industrial dairy practices, the so-called 'old' and 'new' Green Revolutions, and the "Green Deserts" of industrial bio-fuel monocultures and other plantations."

In March 2008, around 300 women of the MST destroyed a nursery of GM corn seedlings belonging to Monsanto in the southern Brazilian state of São Paulo to protest the government's biosafety council's approval of plantings of GM corn. In the days that followed, some 1,500 women protested in front of several Syngenta properties in the state of Parana.



Combustibles nuevos, biopiratería vieja
Silvia Ribeiro

En los meses recientes, a la gran cantidad de voces de la sociedad civil que alertan sobre los impactos sociales, económicos y ambientales de la nueva ola de agrocombustibles, se han unido los informes críticos de instituciones internacionales que han sido cruciales para el desarrollo del neoliberalismo, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional.

Una de las explicaciones de la súbita “toma de conciencia” de ese tipo de instituciones es que, cobijados en esas críticas, promueven como una de las soluciones nuevas tecnologías de alto riesgo para el ambiente y la sociedad, pero con grandes ganancias para quienes las controlan. No existe cuestionamiento de parte de esas instituciones a los problemas de fondo, como la matriz de producción energética y la enorme desigualdad del consumo y de impactos. En cambio, intentan hacernos creer que la “solución” será tecnológica, por ejemplo, mediante una “segunda generación” de agrocombustibles. Para ello, promueven y justifican (sin ninguna prueba real de su utilidad y sin mención a sus impactos) cultivos y árboles transgénicos, junto con el desarrollo de tecnologías aún peores, como la biología sintética o “ingeniería genética extrema”, como la hemos llamado en el Grupo ETC.

La biología sintética, que es la creación sintética de ADN, se propone construir microrganismos vivos artificiales, o alterar sus metabolismos naturales con secuencias artificiales de ADN para que puedan procesar celulosa más eficientemente o producir nuevos combustibles. Con la excusa de salvar al planeta del calentamiento global y con la motivación real de aprovechar los desastres globales para obtener más ganancias, no tienen ningún prurito en intentar crear seres vivos nunca antes vistos, con impactos impredecibles. Un ejemplo de este tipo es el contrato anunciado el pasado 22 de abril entre la empresa Amyris Biotechnologies y el grupo brasileño de azúcar y etanol Crystalsev, que se propone procesar caña de azúcar con microrganismos alterados para producir biodiesel.

Otro ejemplo, más directamente relacionado a México, es la empresa Synthetic Genomics, creada por el controvertido genetista Craig Venter en 2005, con capital del regiomontano Alfonso Romo, y la participación de otro mexicano, el biotecnólogo Juan Enríquez Cabot. En junio 2007 se alió con la petrolera BP para el desarrollo de biología sintética y vida artificial aplicada a biocombustibles.

El aporte más significativo de México al lucro privado de Venter lo hizo la investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Valeria Souza. En efecto, el acervo de recursos microbianos al que tiene acceso la empresa de Venter para sus experiencias de biología sintética y el lucro millonario que anuncian, proviene de la travesía global que hizo Venter en su barco-laboratorio Sorcerer II, recorriendo los mares megadiversos del planeta tomando muestras de la vida microbiana. Venter afirmaba que su expedición era “sin fines de lucro”. Desconfiados (con razón) las autoridades de otros países que recorrió, incluyendo Ecuador, Polinesia y Australia, le exigieron que firmara extensos contratos para prevenir la privatización y el uso comercial de los recursos obtenidos.

No han sido muy efectivos para impedir los objetivos comerciales de Venter, pero en México ni siquiera tuvo que tomarse ese trabajo. Le bastó con establecer “colaboración” con Souza –ni siquiera con la institución que la aloja– que al parecer, a cambio de tener su nombre en algunas publicaciones, le brindó su permiso de colecta científica para que se llevara muestras de la vida microbiana única en Yucatán, sin más trámite ni control mas que una “declaración de entendimiento” por parte de la institución de Venter, ahora extinta.

Valeria Souza ya tenía un antecedente similar, cuando facilitó para la NASA estadunidense los estudios y extracción de recursos de la vida microbiana única de Cuatro Ciénegas, en Cohauila. Paradójicamente, la NASA buscaba, entre otras cosas, microrganismos extremófilos, igual que la empresa Diversa Corporation. Diversa sí firmó un contrato oficial con la UNAM –para extraer mucho menos de lo que Souza le permitió llevarse a Venter–, pero éste fue cancelado porque la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente dictaminó que la UNAM no podía decidir sobre los recursos genéticos de la federación.

En el caso Souza-Venter, mucho más oscuro y amplio tanto en los recursos extraídos como en la forma de proceder y las vastas repercusiones que puede tener su utilización futura, ni la UNAM ni las autoridades han tomado ninguna medida al respecto. No es tarde para ello.

*Investigadora del Grupo ETC

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66592

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