miércoles, agosto 24, 2005

Artículo tomado del Boletín N° 55 de la Red OilWatch:

DE YOSEMITE AL YASUNÍ

Yosemite fue el primer parque nacional del mundo a mediados del siglo XIX. Este era el hogar del pueblo Miwok, en la Sierra Nevada en California. Su desplazamiento de la zona dio lugar a la guerra india de la Mariposa, en la cual los poblados indígenas fueron quemados. El impulsor del Parque, era a su vez el Jefe del Batallón. En sus primeros años, el Parque estuvo al cuidado del Ejército de Estados Unidos.

La creación del parque significó la exclusión del pueblo Miwok de sus fuentes de sobrevivencia, incluyendo un lugar para pastoreo, de pesca y recolección de nueces. A los pocos años el área se llenó de rancheros, hoteles y carreteras. Posteriores desalojos de los Miwok se produjeron nuevamente en 1906, 1929 y 1969

Con esta mentalidad se crea el concepto de parque nacional. Es decir, una conservación sin gente, pero que abre el paso a las empresas que pueden lucrar de la conservación.

Aunque la idea de conservación sin gente ha cambiado

Muchas organizaciones conservacionistas estadounidenses se mantienen con esta percepción en su trabajo en Asia y África. Los parques nacionales estuvieron concebidos con una visión colonial. Un lugar reservado, donde los aristócratas pudieran disfrutar de la naturaleza. El número de áreas protegidas se multiplicaron a partir de la II Guerra mundial, y aun más poco antes de que los países alcanzaran su independencia. Se crean las reservas de caza, desplazando a la población local, porque practica la cacería de subsistencia. En la India se han desplazado unas 600.000 poblaciones tribales a nombre de la conservación

La conservación de gorilas de la montaña ha significado el desplazamiento de la expulsión de pigmeos Batwa del ex Zaire, Uganda y Ruanda. Aparecen en la película “Neblinas en la niebla“, en la que Diane Fossey es asesinada, inculpando de alguna manera a la población local.

Sin embargo, la mayoría de estas organizaciones conservacionistas no ven una contradicción entre la conservación y la presencia de empresas que hacen extracción intensiva de recursos. En varios países hay explotación petrolera y minera en áreas protegidas, muchas veces con la venia de estas organizaciones, con quienes establecen alianzas para mitigar los impactos de las empresas.

Una práctica común es dar fondos a las organizaciones conservacionistas para que adquieran tierras a cambio de las que van a destruir. Este es el caso de Gabón Shell, que opera en el Complejo Gamba donde apoya un proyecto con el Smithsonian Institute y Friends of the National Zoo.

La WCS (perteneciente al zoológico de Nueva Cork) en el Congo maneja un parque ubicado en la zona norte del país (Noubale Ndoki). La zona es el hogar poblaciones pigmeas y bantúes. Ahí la empresa maderera alemana (CIB) tiene una concesión maderera tres veces mayor que el parque y emplea 1200 personas. Saca 250.000 metros cúbicos de madera. Cada 15 minutos sale un camión de madera. Esta operación ha atraído a 16.000 personas para trabajar de manera indirecta con la empresa. Cuadrillas de madereros cazan en la zona para alimentarse.

En este contexto la WCS firmó un protocolo con la empresa, en la que repudiaba los ataques injustificados hechos por la población local. La CIB ha verdeado su imagen por la relación con la WSC. A su vez la WSC legitima una actividad incompatible con la conservación

Esta misma ONG conservacionista trabaja dentro del Parque Nacional Yasuní, en Ecuador, donde operan varias empresas petroleras. Cuando se presentaron una serie de conflictos generados por la concesión de la licencia ambiental a Petrobras en el 2004, Amanda Jorgenson, coordinador de la WSC en Ecuador, declaró que desea actuar como mediadora entre el Estado, las empresas petroleras y las comunidades locales.

Al momento su preocupación fundamental en la operación de Petrobrás es identificar los impactos que podría ocasionar una carretera, pues esto facilitaría a los indígenas que se asienten en la carretera, sacar carne de monte para el mercado local. Ignora todos los impactos que las actividades petroleras ocasionan en los frágiles ecosistemas del Parque Nacional Yasuní.

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