lunes, febrero 14, 2005


George Bush ha decidido que Lucio Gutiérrez tiene que irse. Esta es la única forma para impedir una situación incontrolable en el Ecuador que podría llevar un gobierno bolivariano al poder. Tal evento aislaría por completo a Álvaro Uribe en Colombia y podría hacer caer los dominós de Bolivia y Perú, consumándose, de esta manera, el Bloque Regional de Poder-Unión Sudamericana de Naciones que destruiría definitivamente la Doctrina Monroe.

El plan de Washington está siendo realizado junto con la oligarquía socialcristiana de la costa, cuya manifestación de 250.000 personas contra Gutiérrez, el miércoles, 26 de enero, en Guayaquil, fue el clarinazo de la ofensiva. La segunda manifestación en Quito, anunciada para el 17 de febrero, junto con una serie de presiones concomitantes, pretende lanzar el movimiento indígena y el movimiento popular contra el Palacio de Carondelet, según el modelo de destitución de Yamil Mahuad en enero del 2000.

El mecanismo de “renuncia” de Mahuad durante el “golpe constitucional” del 2000 fue sencillo y eficaz. Después de algunos días de conflictos sociales en el país, las Fuerzas Armadas mandaron una delegación a Mahuad que le dijo lo siguiente: “Señor Presidente. Las Fuerzas Armadas han perdido la confianza en Usted. Si Usted permanece más tiempo en el país, las Fuerzas Armadas no podrán garantizar su seguridad física. En el aeropuerto lo espera un avión que lo llevará adónde Usted desea. Tome una decisión.” Mahuad renunció y el vicepresidente oligárquico asumió el poder.

Destituido o renunciado Gutiérrez por una repetición de este mecanismo, el vicepresidente Alfredo Palacios tomará el poder en una “limpia” transición constitucional, en la cual los Bloques de Poder más fuertes y cohesionados ocuparán las carteras claves del nuevo gobierno de “unidad nacional”, dejando esencialmente el status quo neocolonial del país intacto. El pueblo y el movimiento indígena que pondrán los muertos que son, probablemente, necesarios para la salida de Gutiérrez, habrían hecho una vez más el trabajo sucio a la oligarquía, la extremadamente oportunista clase política ecuatoriana y a Washington.

En esta primera entrega analizamos algunos factores del plan de operaciones de Washington y Guayaquil para, en la segunda, proponer una vía para frustrar este infame atentado del Monroeismo contra la Patria Grande bolivariana y el pueblo ecuatoriano.

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